Utiliza:

-          Agua y jabón líquido como el que usas para la vajilla.

-          Una esponja suave en el lado no abrasivo.

-          Un trapo seco y suave para el acabado.

Limpia tu placa regularmente antes de que las manchas se sequen con abundante agua para que tu placa conserve su aspecto de orígen y mantenga su resistencia a la corrosión.  Para un acabado perfecto, después de enguajarla con agua, secala rápidamente con un trapo suave.

En el caso de una placa satinada, debes limpiar tu placa en el sentido de las lineas del pulido.

No utilices:

-          Estropajos verdes o cepillos metálicos que rayarán tu placa sin remedio.

-          Lejia concentrada o caliente y los productos que la contienen.

-          Productos de limpieza con cloruros, lejias, sales o ácidos (vinagre o limón) ya que contribuyen a eliminar la capa protectora que el acero inoxidable forma naturalmente